sábado, 7 de junio de 2014

Poder lúdico

Sus piezas me parecen del todo interesantes, llenas de humor y de una gracia, casi ingenua que les otorga un poder lúdico intenso.

Nadín Ospina
Artista Plástico

Babilonia de los Andes - Colombia

lunes, 23 de julio de 2012

Los secretos de la tierra

En la obra de Rodríguez veo que hay una sincera intención de penetrar los secretos de la tierra, del hombre, lo que somos, lo que hacemos, mitos; también se replantea lo que hacemos por desconocer lo que somos, y surgen preguntas como ¿si lo supiéramos, la destruiríamos?  Le sacaríamos nuestro pulmón ¿qué son los árboles?
Después solo podemos hacer un altar “Réquiem”.
Creo que todas las obras que Miguel presenta son quietud, son silencio profundo, silencio ante lo que nos acontece y alguna como el “Señor de las flores” un símbolo: nos dice yo hombre estoy aquí plantando, dominando, y a su vez, ingenuo, simple, fuerte. Todas sus obras son símbolos, son imágenes que han ido apareciendo como íconos.
Solo es una interpretación de lo interno del hombre. Como se planta cada uno y todos en esta vida. 
Estos símbolos, los símbolos, son un buen disparador de mundos, de preguntas, de esta vida, de esta tierra, que a través de tus obras te vean y te comprendan y quieran tener tus imágenes en sus casas.

Eugenia Arias
Encargada y curadora de Galería Praxis
Julio 2012

Córdoba

martes, 26 de junio de 2012

Sobresaturado de influencias plásticas foráneas

Nuestro país, en grado mayor, con respecto a otros países de América, es como si estuviera sobresaturado de influencias plásticas foráneas.
De un tiempo a esta parte estamos encontrando expresiones acordes a nuestra realidad.
Miguel Ángel Rodríguez no fue indiferente a esto, por eso, con el tiempo concluiremos en una obra nacional ancha en valores.

Arq. Alberto Sarquis
Director de Galería de Arte Rustique
Septiembre de 2007


La Rioja

lunes, 18 de junio de 2012

La extrema dureza de la ternura

Las esculturas de Miguel Ángel Rodríguez, más que entregarse a la complacencia esteticista de los estilos trashumantes que transan con las modas, parecieran querer trasladarnos a la prehistoria de las formas, a las más antiguas y elementales raíces del asombro, a los toscos altares de los sacrificios primigenios, donde se le pide a la sangre que proporcione las señales, que marque el camino a los significados esenciales. Amuletos inspirados en los restos arqueológicos de las provincias del Noroeste, como un homenaje a esa región cuya memoria queda asegurada en la pétrea dureza de las maderas que trabaja. Muñecas, caballitos y otros juguetes rudimentarios que nos instalan a los mitos de nuestra propia infancia, aunque sin dejar de atarnos a las referencias de nuestros pueblos originarios, como “Juguete de Casabindo”.
Si bien hay retablos que nos remiten a la religión impuesta por los conquistadores, no faltarán en ellos claras huellas de lo propio, como esos símbolos diaguitas reelaborados en una matriz constructivista que se apropió del mejor legado de Torres García.
Varias de estas obras parecieran estar hechas para cumplir otra función, pero es una trampa de Rodríguez para esconder la pura función estética, de la que tanto recela el arte popular. Pero dicha función no es aquí del todo pura, por el fuerte contenido identitario que las anima.
Junto a los duendes se alzan tallas como “Nuestro Niñito de la Calle”, que dan cuenta del desamparo, logrando el milagro de imprimir la profundidad de la ternura en una materia tan refractaria a ese tipo de signos, lo que constituye uno de sus mayores aciertos.
Por un lado Rodríguez representa en sus esculturas las claves arcaicas del territorio en que ancla su estética, pero no deja de entablar una guerrilla semiótica con quienes se hallan hoy empeñados en desmantelar todo lo sagrado que aún guarda ese mundo, como las obras que dedica al Ratón Mickey, ese emisario del Gran Rey de las Mentiras que impera en el lejano (y bárbaro) Norte.

                                                                               Adolfo Colombres
Escritor
Septiembre de 2007
Buenos Aires

Sentimientos que inspiran

Desde aquellas pirámides hechas con manzanas, por mi amigo, el estudiante Miguel Rodríguez, pasando por los cuerpos o formas ensambladas con madera y hierro y los juguetes monumentales escultóricos, hasta los “nuevos y antiguos emisarios “ y “la poderosa semilla de la soja”, me queda abordar sus obras desde los sentimientos que inspiran y desde la emoción de conocer al artista.
Madrecita tierra ¿qué te estamos haciendo? Cambiemos todo esto. Hablemos de nuestros propios mitos, de nuestras propias leyendas. Plasmemos nuestros sentimientos y que nuestros sentimientos se conviertan en realidad.
Como dice el artista, tenemos que hacer obras, pinturas, esculturas, y todas las expresiones artísticas, hacer por el solo gusto de hacer y crear y ser felices en el hacer, sin pensar en otra cosa. Sólo hacer para ser feliz.
Es este transcurrir de mi pensamiento escrito, llego a comprender al artista Miguel Rodríguez porque siempre ha trabajado sobre una trayectoria, que ahora entiendo, es el signo, el símbolo, el mito. Su técnica y los materiales que elige son nobles legados de la naturaleza.
 Hablar de su calidad artística, de sus colores y de sus formas es para mí como interpretar el lenguaje sagrado de la cerámica de los diaguitas que se da para leer un sinnúmero de imágenes, conceptos, pero sólo y simplemente es un lenguaje sagrado que etá muy dentro del alma o el espíritu de cada persona que sabe apreciar o que puede apreciar una obra de arte.
Su obra me recuerda el mito wichi del Gran Chaco de “los cazadores de las estrellas”.
Ifwala inamejen (que el sol te acompañe).
Owusto kejli o punjua (con profundo aprecio, hermano).

Miguel Molina
Artista Plástico de la Comunidad Wichi de Embarcación
Octubre de 2007
Salta

Lo que miguelito ratón esconde

“Lo que miguelito ratón esconde,
Miguel-ito  Rodríguez lo muestra”

“Poder salir de la panza del ratón, al menos por un instante, es el mérito de esta obra, que desenmascara al pretendido icono de inofensiva simpatía, desnudando así su verdadera identidad mulitiforme. Golpea un Miguelito sin brazos, de grandes pies, un sonriente fagocitador. Impacta la condensación que logra Miguel Rodríguez al espejar nuestra ingenua devoción al ya no ajeno Idolo Clonado”

“Lo que  miguelito ratón vela,
a Miguel-ito  Rodríguez lo desvela”

Eugenio Mazzuco
Psiquiatra
Septiembre de 2007
Córdoba


Un imaginario icónico

Rodríguez se ha ido internando cada vez más en un mundo que busca la contaminación cultural. Su alquimia, compuesta de latitudes y temporalidades disímiles, abre la mirada desde un imaginario icónico atravesado por diversos textos. Algunos originados en el pasado ancestral de nuestramérica y las tradiciones criollas de su tierra natal, otros en la intromisión mediática y el cosmopolitismo. Es así como rescata una zona del conocimiento que en la tradición racionalista y eurocéntrica fue negada y distanciada por precientífica, recluida y reducida a las prácticas rituales y sincréticas.
La simbología sobre la que construye Rodríguez relata, permite la comunicación, la conservación de conocimientos (aún los desconocidos para muchos) y el suceso. Antes de saber sobre las cualidades del caballo, el toro o el puma, las esculturas de este artista nos remite, en una primera instancia, a la libertad tanto como a los misterios y por supuesto al poder. El toro, figura emblemática de la cultura iberoromana, no cesa de refrendar el sentido mítico y político del poder dominante desde la colonización de América. El puma, casi recurrente en las altas culturas andinas, interviene desde una esquina opuesta como el mito latente e invulnerable. Pero el relato se completa con la inclusión de íconos actuales, que se involucran plásticamente. Expresiones que le dan un carácter contundente de contemporaneidad, no carente de sentido crítico, universal y testimonial.
En consecuencia la materia, los materiales utilizados y el excelente tratamiento técnico logra conjugar de manera inteligente la estrategia visual, ayuda al abordaje deseado y aleja toda sospecha de superficialidad.

Mario Simpson
Artista Plástico
Octubre de 2007
Córdoba